Jericó

Algo muy curioso me pasó el día de hoy en la escuela. Como les conté, estoy cursando un intersemestral de "Liderazgo e Innovación Social". Cuando conocí a la profesora, me pareció haberla visto ya alguna vez. Nada importante... pensé. De seguro la vi caminando por los pasillos en la facultad...
Hoy nos reunimos en equipos para discutir acerca de valores, jerarquías and all that jazz.
Oh, por cierto: el día de hoy logré averiguar un poquito acerca de los nuevos rostros. Una muchacha (demonios! soy malísimo para los nombres!) resulta que se va a casar y todo el salón al parecer irá a su boda jaja. Me cayó super bien. Muy chistosa y con ese típico humor adulto que caracteriza a la gente joven pero con mucha experiencia en la vida. Casi todos se conocen entre ellos; todos están a punto de graduarse. Otro muchacho (Israel) me confesó que tiene pocos amigos en la facultad y aún así se me hacía la persona más feliz dentro del salón.
Hay mucha gente inteligente que me hace sentir medio mensito: saben muchas cosas acerca de la vida, política, religión, capitalismo, fábricas, dinero y amor.
Sin embargo me hace sentir poquito mejor lo que mi profesora Carlota dijo también ese día: en su experiencia, la gente que sabe muchas cosas y que en general es muy inteligente (que SABEN muchas cosas más que nada), son personas que carecen de mucho sentido común. Jajaja, se que no es una regla ni mucho menos algo con que protegerme pero quiero creer que tengo la dotación suficiente de sentido común (digooo! no puedo estar jodido en ambos aspectos!).
Y bueno: a lo que iba...
Mi profesora empezó a pasar lista (creo) y de repente dijo Daniel?
Ya saben, en ese tono interrogativo para que los voltees a ver.
Carlota: (mirándome super "feo" con cara de extrañada) mmm... eres hijo de Roxanna... Ruiz? (duh)
Daniel: Si... mmm
Carlota: oohh... (si?! si?! adelante! continúe!)
Daniel: de donde la conoce perdón?
Carlota: No te acuerdas de mí verdad...? (duh! DUH!)
Y en eso a Daniel se le vino en torrente el año de 1996. Como en esos montajes de Tru Calling de cuando se regresa su día (jajaja). Y le grité a Carlota: JERICó!!
Resulta que allá por el 96 (4to año de primaria si no me equivoco), mi hermana y yo acompañábamos a mi madre todas las mañanas de los sábados (si no es que tampoco me equivoco) a un lugar en donde se hacía oración; se llevaban a cabo asambleas y todo ese choro. La casa ésta, se llamaba Jericó, como la ciudad bíblica. Me encantaba Jericó; era otra ciudad para mi.
Jericó era una mansión ubicada en una colonia desconocida por mi. Ya le preguntaré a mi madre su ubicación... El lugar era enorme. Recuerdo que la casa siempre olía a desayuno aún y cuando jamás se cocinaba dentro: era un lugar única y exclusivamente para hacer oración.
Jericó era una mansión ubicada en una colonia desconocida por mi. Ya le preguntaré a mi madre su ubicación... El lugar era enorme. Recuerdo que la casa siempre olía a desayuno aún y cuando jamás se cocinaba dentro: era un lugar única y exclusivamente para hacer oración.
Tras las murallas de Jericó, mi instinto explorador cobraba vida. La casa contaba con unas cuatro habitaciones gigantescas que NADIE utilizaba. Nadie vivía en Jericó.
Al entrar y a la derecha, se encontraba el salón en donde se llevaban a cabo las asambleas. Arriba se encontraban todas las habitaciones y el lado izquierdo de la casa correspondía a la cocina y a un cuarto adaptado a manera de oficina-dirección. Más baños.
Todas las mañanas mientras duraban las asambleas, mi madre nos dejaba encargados a mi hermana y a mi, con la secretaria de la ciudad. Era muy simpática; nos llevábamos muy bien y hasta donde yo sabía, éramos amiguillos. Tenía el cabello largo y chino y siempre bromeaba con nosotros y nos ofrecía de comer.
Como se imaginarán puesto que nadie vivía ahí, el piso superior de la casa fungía como un peculiar playground para los niños que íbamos a la ciudad. Sólo nosotros subíamos a la parte superior de Jericó. Era nuestro territorio. Completamente amueblado y alfombrado.
Recuerdo jugar por horas dentro de los armarios con mi hermana, y aveces, con los otros niños que llegaban. La alfombra era una planicie, los muebles eran montañas, y los pedazos de cartón y otras basuras nos servían de escudos y armas. Era fascinante descubrir una nueva puerta u otro armario del que no nos hubiésemos percatado: Jericó parecía una mansión abandonada en donde cada puerta, escondía nuevas cosas: clósets, baños, cajas, estatuas, pinos de cerámica. Como todas esas cosas que los antiguos inquilinos dejan antes de irse. Allá arriba teníamos huracanes, batallas, exploraciones y si lo hubiéramos querido, inundaciones (aunque eso representaba algunos problemas técnicos).
Sip, mis días tras las murallas de Jericó eran fascinantes. Pero había días en donde nos quedábamos en el piso de abajo. Si, había días en que la secretaria era más interesante que las épicas bíblicas que se vivían en el segundo piso. Fue por eso por lo que me encariñe mucho con esta muchacha. Ella me cuidaba por Dios! Me la pasaba con ella todo el rato y ahora recuerdo que incluso, anhelaba que llegase el sábado para volver a ver a esta persona.
Y como fue que se me pudo olvidar por un momento...
Todo se reduce a que mi nueva maestra de "Liderazgo e Innovación Social", alguna vez fue mi niñera en tiempos de Jericó. Que cosas no...
2 Comments:
At 1:41 AM,
Its Maky Bitch! said…
soy amiga de Zooey la mata blogs jaja.. salen super cute en la pic los 2..eres buena onda =).
Sigue escribiendo.
At 4:03 AM,
Its Maky Bitch! said…
asi es..si todo fuera facil..cualkiera lo haria.. pero nosotros no somos cualkiera..jaja por eso.. luchamos por ese sueño =).
Post a Comment
<< Home